Si yo fuera á seleccionar un remedio con el cual deseara probar la verdad de la fórmula del similiay etc., pienso que escogería á éste, porque no hay ninguno que de una manera tan segura y violenta irrite é inflame los órganos urinarios, ni que tan pronto cure dicha irritación cuando tiene el tipo ó la forma de Cantharis lo cual muy a menudo sucede. H. N. Guernsey escribió: »Es un hecho singular, aunque conocido por. muchos prácticos, quesi hay micciones frecuentes acompañadas con dolores cortantes y ardientes ó si no tan frecuentes y los dolores cortantes y ardientes esperan la salida de la orina, Cantharis casi siempre el remedio para cualquiera otro sufrimiento que pudiera haber, aun en las inflamaciones del cerebro o pulmones.’* Pero debió añadir, en la garganta, en toda la mucosa intestinal, en el recto y en el ano y hasta en la pleura o en la piel. También escribió: « Cantharis debe recordarse y estudiarse al tratar las afecciones del aparato respiratorio cuando la expectoración es pegajosa.» {Hidrastis, Kali bicr. Cocus cacti y etc.) He tenido el placer de comprobar esta verdad en una señora que había sufrido por mucho tiempo de bronquitis. La expectoración era tan abundante tenaz y viscosa que pensé que Kali bicr. pudiera ser el remedio; pero no mejoraba, y cada vez se sentía peor hasta que un día me dijo que sufría de grandes dolores ardientes y cortantes al orinar y que los deseos eran muy frecuentes. Ante la fuerza del síntoma urinario presente, por que no sabía nada de sus poderes curativos en los órganos respiratorios en aquel tiempo, le di Cantharis y el efecto fué mágico.
No es necesario describir aqui la mutua alegría del enfermo y del médico, porque fué sorprendente la rapidez con la cual la curación perfecta y permanente se realizó. Permítasenos todavía hablar de los efectos del remedio en los órganos urinarios, llamando la atención sobre algunos síntomas que han sido encontrados en las experimentaciones y que han curado ab usu in morbis. He aprendido a conceder muy alta remisiónn a tales síntomas puesto que hay muchos en nuestra gran Materia Médica que nos han venido solo de fuentes clínicas y no son por eso menos importantes. Pero no pueden recibir la implícita confianza que á la vez tienen los síntomas patogenéticos y clínicos y deben ser separados en tanto sea posible cuando se encuentren en ciertas obras. (Jahr. de Hull.) Hé aquí algunos de ellos «Violentos dolores en la vejiga con frecuentes y apremiantes deseos de orinar intolerable . » « Violentos dolores ardientes y cortantes en el cuello de la vejiga.» «Antes, durante y después de orinar dolores terribles en la uretra. » « Constante y urgente deseo de ori- nar la orina pasa gota a gota con intensísimo dolor, » «La orina quema; y sale gota agota,-»
Ningún homeópata que encontrase estos síntomas dejaría de pensar inmediatamente en Canth. no importa cual sea la afección que tenga el enfermo, puesto que ha curado las más diversas y variadas enfermedades cuando ocurren en unión con estos síntomas urinarios. ¿Cómo puede negar ningún médico de cualquiera escuela la verdad del Similia similibus curantur ante la luz de tal prueba o testimonio? Solamente aquellos que como dice el precepto bíblico: «Nadie es tan ciego como aquél que no quiere ver.»
Canth, tiene una acción muy marcada sobre la piel. En las erisipelas es á veces el mejor remedio y la elección debe hacerse entre él y Apis, que algunas veces tiene también gran irritación urinaria en tales casos; pero en los de Apis hay más edema en tanto que en los de Canth. hay más ámpulas. En Canth. los ardores son más intensos que en Apis, y en éste hay más dolores punzantes. Pero los síntomas urinarios si están presentes son mucho más intensos en Canth.
También los síntomas de la mente de ambos medicamentos son completamente diferentes. Los enfermos de Apis., a pesar de los dolores punzantes que los obligan á prorrumpir en gritos agudos, sobre todo si la erupción avanza y tiende a atacar los meníngis, pueden no estar muy inquietos y quejumbrosos; pero el enfermo de Canth. está inquieto, incómodo, poco satisfecho, molesto, quejándose ó gritando de una manera violenta, y desea estar moviéndose constantemente. Tales síntomas mentales nos hacen pensar en Arsen. y más cuando se tiene en cuenta el ardor que los acompaña y así parece fácil confundirse entre estos dos medicamentos como entre Canth. y Apis. Si se presenta una gran sed la elección debe hacerse por Arsen. Ahora continuemos con la piel. Canth. es un gran remedio para las quemaduras sea en aplicaciones locales ó interiormente para las complicaciones crónicas y sus secuelas. En todas las afecciones de la piel, en las cuales se forman ámpulas ó vesículas con ardor y pi- cazón, ó cuando tocándolas arden ó escuecen, haría- mos muy bien en recordar á Canth, y procurar aun en- contrar más síntomas para corroborarlo. Hering acos- tumbraba desafiar álos escépticos quemándose sus de- dos y curándoselos por Sumergirlos en una solución de Canth, con agua. Tan grande era su fé en Canth, Debo llamar la atención hacia un síntoma sensacio- nal de Canth, y que entiendo es de gran valor en la práctica. És la sensación de ardor. Si algún remedio merece ser colocado al lado de Arsen, para los ardores es éste, y voy á tratar de reunir todos los ardores con el fin de fijarlos en la memoria. «Inflamación particularmente de los ojos cuando sea producida por una quemadura «Ardor en la boca, garganta y estómago.» «Sed excesiva con dolor ardoroso y violento con calor en la garganta y estómago.» «Ardor violento en el estómago y región del piloro.» «Violento ardor y calor en todo el tubo intestinal.» «Salida de mucosidades blancas ó rojas, pálidas, espesas, con las deposiciones, semejantes á raspaduras mezcladas con rasgos de sangre; después que el cólico se alivia, ardor picazón y punzadas en el ano. «Gran dolor ardoroso en las regiones ováricas.» «Peritonitis con dolor ardoroso sensibilidad del abdomen y tenesmo en la vejiga.» «Ardor y dolor punzante de la laringe sobre todo cuando se trata de arrancar las mucosidades.» «Ardor en el pecho.»