Es otro poderoso emético. Puedo recordar aquí, la época en que los antiguos alópatas lo usaban de una manera casi general como los botánicos lo hacían con la Lobelia infl. para limpiar el estómago. Ahora, limpiar el estómago por medio del lavado y el recto y colon por enemas, conforme al método del Dr. Hall, es más de moda y al mismo tiempo mucho más sensato, en vista de las imperfecciones de su terapéutica. Sin embargo de estos progresos, todavía se practican un gran número de «raspaduras de intestinos» con la pretensión de «limpiar todo el sitema,» como si el canal alimenticio no lo contituyeran órganos que se limpian por si solos, manteniendo o poniendo al organismo en estado de salud; aun todavía más, quedan algunas personas que persisten en la idea de «limpiarse» más o menos a memudo, siguiendo los mismos principios.
En definitiva: todo esto es una locura, pero los alópatas practican lo mejor que saben. Ni Antim. tart. ni ningún otro emético, se usa entre nosotros para fines eméticos, desde un punto de vista terapéutico. Sus usos son los mismos que para cualquiera otro medicamento, es decir, siguiendo las leyes del Simlia simulus curantur. La náusea de Antim tart. es tan intensa como la de Ipeca. pero no tan persistente, y se siente alivio después de vomitar.
Lo he encontrado casi un específico (nosotros sabemos, por supuesto, que no existe específico absoluto para ninguna enfermedad) para el cólera morbus. Por más de veinticinco años lo he usado más que ningún otro remedio y solo cuando hay agudos calambres en el estómago e intestinos, los he mejorado con Cupr. met. Tiene náusea, vómitos, deposiciones líquidas, postración, sudor frío, estupor o somnolencia, síntomas todos presentes en los casos graves de dicha enfermedad y raras veces me he visto obligado a dar más de dos o tres dosis, una después de cada vómito, para que el caso se aliviara. No está recomendado por lo general su empleo en las obras de texto para el tratamiento de dicha afección, pero es una joya y tengo numerosas pruebas y experiencias en su favor. Si Antim. tar, poseyese únicamente el poder que tiene de curar los órganos respiratorios siempre sería indispensable.
No importa cual sea el tipo de la enfermedad, bronquitis, pulmonía, tos ferina ó asma, si hay gran acumalación de mucosidades con estertores gruesos que llenan todo el pecho y al mismo tiempo imposibilidad para espectorar, Tart emet. es el primer remedio en que debe pensarse. Esto es cierto en todas las edades y constituciones, pero particularmente en los niños y ancianos.
Existe un síntoma que es muy bueno tener presente en estos casos y es una gran somnolencia o letargo que llega a veces al coma y se encuentra no solamente en las enfermedades del aparato respiratorio, sino también en el cólera infantil, cólera morbus y fiebre intermitente. En la pulmonía, tanto Tart. emet. como Opium pueden tenpr gran somnolencia, pero no puede haber duda en la elección, por que en Opium la cara está roja obscura ó púrpura, la respiración puede ser estertorosa y entrecortada, . mientras en Tart. emet. la cara está siempre pálida y cianótica, no hay coloración rojiza y la respiración no es estertorosa. ‘ Tres remedios son notables para la somnolecia: Opiumy Tart. emet. y Nux mosch. pero aparte de dicho síntoma son entre sí, muy diferentes.
Antim tart. es también uno de nuestros mejores remedios para la epatización de los pulmones que subsiste después de la pneumonía. Hay matitez á la percusión, falta o ausencia del murmullo respiratorio, respiración corta, el enfermo continúa pálido, débil y somnoliento. Si Sulphur no determina la absorción en dichos casos, Tart. emet. lo hará con frecuecia y yo lo he dado desde la 200 a la 1000, con los mismos y expléndidos resultados.